Desarrollo sostenible en la estrategia Europa 2020.
La consolidación de la economía europea es un componente indispensable del desarrollo sostenible, ya que contribuye a generar los recursos necesarios para invertir en el medio ambiente, la mejora de la educación, la salud y la protección social, entre otros.
Pero desde el año 2008, Europa se encuentra inmersa en la peor crisis económica que el mundo había conocido desde 1930, y que ha invertido, en gran medida, los avances logrados desde 2000. Los excesivos niveles de endeudamiento, el lento crecimiento estructural y el elevado desempleo actual, han puesto de manifiesto la necesidad de una nueva estrategia basada en una coordinación más eficaz de las políticas económicas para proporcionar más crecimiento y empleo.
La Estrategia 2020, presentada por la Comisión Europea en marzo de 2010, y que sustituye a la Estrategia de Lisboa aprobada en el año 2000, ofrece una visión de lo que será la economía social europea en el siglo XXI. La estrategia muestra cómo la Unión Europea podrá salir reforzada de la crisis y transformarse en una economía inteligente, sostenible, e incluso con niveles de empleo, cohesión social y productividad elevados. Y para ello propone tres prioridades que se refuerzan mutuamente:
· Crecimiento inteligente: desarrollo de una economía basada en el conocimiento y la innovación.
· Crecimiento sostenible: promoción de una economía que haga un uso más eficaz de los recursos, que sea más verde y competitiva.
· Crecimiento integrador: fomento de una economía con alto nivel de empleo que tenga cohesión social y territorial.
La estrategia recoge que el crecimiento sostenible significa construir una economía que aproveche los recursos con eficacia, que sea sostenible y competitiva, que aproveche el liderazgo de Europa en la carrera para desarrollar las tecnologías verdes, reforzando las ventajas competitivas de nuestras empresas. Este enfoque ayudará a la UE a prosperar en un mundo con pocas emisiones de carbono y recursos limitados y al mismo tiempo impedirá la degradación del medio ambiente, la pérdida de biodiversidad y un uso no sostenible de los recursos.
Estos objetivos se traducen en tres campos de actuación concretos:
· Competitividad: Mantener el liderazgo en el mercado de tecnologías verdes como medio de garantizar un uso eficaz de los recursos en toda la economía.
· Lucha contra el cambio climático: reducir las emisiones significativamente y con más rapidez que en el decenio anterior y explotar plenamente el potencial de nuevas tecnologías como la captura y almacenamiento de carbono.
· Energía limpia y eficaz: Alcanzar los objetivos de un 20% de generación de la energía a partir de fuentes renovables, y del 20% de mejora de la eficiencia energética, lo que supondrá una disminución notable de las importaciones de petróleo y gas, y una creación de empleo directa, estimada en más de un millón de puestos de trabajo.
El desarrollo de los objetivos se prevé a través de las llamadas “Iniciativas emblemáticas” que recogen una serie de medidas a adoptar en dos niveles, por la Comisión Europea, y por los Estados miembros. Para la consecución de la prioridad de crecimiento sostenible, la estrategia 2020 propone dos iniciativas emblemáticas.
Por un lado, la iniciativa emblemática “Una Europa que aproveche eficazmente los recursos” está relacionada con los objetivos de energía y clima y se centra en medidas para ayudar a desligar crecimiento económico y uso de recursos, reduciendo las emisiones de carbono de la economía europea, incrementando el uso de energías renovables, modernizando el sector del transporte y promoviendo un uso eficaz de la energía.
Finalmente, la iniciativa emblemática “Una política industrial para la era de la mundialización”, está relacionada con el objetivo de la competitividad, y propone medidas para mejorar el entorno empresarial, especialmente para las PYME, y apoyar el desarrollo de una base industrial fuerte y sostenible que pueda competir mundialmente.