El nuevo método, que entrará en vigor el 1 de abril, supone un cambio radical, pero encierra muchas incógnitas
Mil precios distintos para la luz
- La Energía. El cambio afecta al precio de la electricidad consumida, que representa en torno al 40% del recibo. El resto son impuestos y costes regulados por la Administración, que seguirán modificándose cuando así lo decida el Ministerio de Industria.
- La Referencia. El precio de los kilovatios consumidos dejan de estar fijados por una subasta que se celebra cada trimestre y pasan a depender de cómo evolucione el mercado mayorista de la electricidad, donde a diario las empresas generadoras venden su producción y las comercializadoras la compran.
- Los Precios. El funcionamiento del mercado mayorista hace que los precios cambien cada día y por lo general también cada hora. El mercado está influido por distintas circunstancias: si sopla mucho el viento y la producción eólica es alta, el mercado baja; si se para la producción de alguna central nuclear, el mercado sube; si hay mucha producción hidroeléctica, baja.
- La Factura. El consumo será facturado teniendo en cuenta los cambios que cada hora de cada día se producen en los precios del mercado. Ayer, por ejemplo, los precios más bajos se dieron entre las dos y las siete de la madrugada y el más alto, a las diez de la mañana. El comportamiento del mercado también varía según las estaciones del año.
- El Contador. Los hogares que disponen de contador electrónico inteligente ya tienen técnicamente resuelto el cálculo de cuántos kilovatios consumen en cada una de las 24 horas del día. La normativa prevé que en 2016 todos los consumidores dispongan de este tipo de aparatos. Para quienes no los tienen ahora, la propuesta del Ministerio de Industria también prevé aplicar los precios horarios del mercado mayorista, utilizando una estimación basada en cálculos del operador del sistema, la empresa Red Eléctrica de España (REE).
- El Ahorro. El Ministerio de Industria sostiene que el nuevo sistema permitirá un ahorro medio anual del 3% en la factura de la luz. Para un hogar medio con un consumo de 4.000 kilovatios / hora al año, supone unos 26 euros.
Después de saltar el escándalo en el mes de diciembre con en la última subasta de la luz celebrada en el que se reflejó una subida récord del 11% y el parche decretado por el Gobierno para dejar el alza de precios en el 2,3% nos quedaba saber cómo sería la tan cacareada reforma que lleve a un recibo de la luz más trasparente y justo para los consumidores.
La respuesta la hemos visto esta semana y de momento ha conseguido lo impensable, unir en sus críticas a la industria eléctrica y a organizaciones de consumidores. Los primeros ven que el nuevo sistema en el que precio cobrado por kilovatio/hora consumido se determinará haciendo un promedio de los precios marcados en el mercado eléctrico mayorista en el período facturado, una excesiva intervención del Estado para los segundos llegan incluso a acusar de incumplir la normativa de consumo al desconocer previamente el consumidor el precio del servicio contratado.
Sea de una forma u otra, el próximo 1 de abril entra en vigor una nueva reforma con la intención de que sea la reforma «definitiva» con muchas dudas y preguntas por parte del consumidor, a quien le afecta de lleno esta reforma:
¿A quién afecta?
De forma directa a los que tenían contratada la hasta ahora denominada Tarifa de Último Recurso (TUR) ahora denominado Precio Voluntario al Consumidor (PVPC), unos 16 millones de consumidores. Pero también clientes de tarifas libres cuyo precio de electricidad estuviera referenciado al sistema de antigua subastas. Al desaparecer esta, tomaron el nuevo sistema como referencia.
¿Cómo se calculará el precio?
La tarifa eléctrica está integrada por varios componentes, uno de energía, que sirve para cubrir los costes de la generación de energía y que se fijaba tras el resultado de subastas, otro los denominados «peajes de acceso» determinados por el Gobierno, y que cubren los costes regulados (distribución, transporte, las primas a renovables y a la cogeneración..) y un tercero que son los impuestos.
Con este nuevo sistema se cambia la forma en la que se determina el precio del primer tramo que supone aproximadamente el 37,4% del recibo. De utilizar las subastas CESUR a partir del 1 de abril el precio para el consumidor se fijará cada día, teniendo en cuenta el precio mayorista (pool). En este mercado se casan la oferta y demanda de los productores y comercializadores de la electricidad mediante una subasta diaria en la que el precio puede fluctuar de forma importante. Por ejemplo, los días más fríos del invierno y de más calor en verano son los de más demanda de electricidad y por tanto los de una energía más cara.
Para el resto de los componentes, peajes e impuestos, el gobierno seguirá fijándolo y con ventaja, ya que desde 1 enero de este año se contempla que se regularicen esta parte si se producen desviaciones de los costes previstos del sistema eléctrico.
Una creciente complejidad para comparar tarifas.
¿Y cómo se aplica?
El Gobierno augura que la tarifa bajará. Incluso cifra la rebaja en un 3%. Pero no puede saberse: dependerá de cómo cotice el pool. Si el usuario tiene contador inteligente, que mida el consumo por horas, en su factura mensual vendrá desglosado cuánto consumió en cada momento y qué precio tenía el kilovatio en ese preciso instante, según su cotización en el pool. Si el usuario no tiene contador inteligente, la eléctrica calculará la media de todos los días del periodo de facturación, que seguirá teniendo carácter bimestral. Para evitar la fuerte volatilidad en los recibos, el Gobierno va a ofrecer la posibilidad de que los usuarios se acojan a las futuras ofertas que, se supone, harán las eléctricas, con una especia de tarifa plana para todo un año: pagar lo mismo por cada kilovatio, independientemente de lo que haga el pool.
¿Qué diferencia hay entre los que tengan un contador digital y otro normal?
Aunque cada día hay una subasta, el precio varía a lo largo de la jornada. Por las mañanas y a última hora de la tarde hay más demanda y la energía es más cara, mientras en la madrugada es el momento de menor demanda y por tanto se usa las fuentes de energía más barata y el precio es inferior. Con todo ello el sistema permite que quien tenga un contador digital medir y cobrar hora a hora quien no tenga pagará por la media diaria.
¿Podré no optar por este sistema de precios?
El nuevo sistema establece la posibilidad de que las empresas distribuidoras puedan vender tarifas planas que garanticen un mismo precio durante un periodo determinado de tiempo (generalmente un año). Lo normal es que sea algo superior a la media de la tarifa para que la empresa cubra posibles oscilaciones al alza. La posibilidad se contempla pero lo más probable es que tarden unos cuantos meses en que se ofrezcan estas condiciones.
¿Pagaremos menos?
No está claro. Por un lado el Ministerio de Industria asegura que el sistema de subasta encarecía esta parte variable (como hemos visto el 37% del recibo) en un 10% debido a que en el sistema de subastas intervenían entidades ajenas a la producción y distribución de electricidad (como bancos de inversión) y por tanto suponía un coste de 300 millones al año. Pero no queda claro cómo se trasladará al consumidor.
En primer lugar no hay que olvidar que el Gobierno ha aprobado un cambio en la fijación de precios de la parte regulada que supone más del 41% del recibo. Con esta modificación se da más peso a la parte fija (potencia) que a la variable (energía consumida) con ello se castiga a los consumidores que menos consumen y en teoría beneficia a grandes familias que consumen más.
Pero también queda una segunda parte, la gran incógnita de que pasará en momentos de alto precio de energía. Estos días de temporal el precio de la energía es bajo teniendo en cuenta todo lo que está generando las fuentes eólicas o hidráulicas, pero ¿se imaginan un verano sin lluvia, viento alta temperatura y gran consumo de energía por el uso del aíre acondicionado? Sólo cuando se ponga en marcha el sistema y haya transcurrido suficiente tiempo veremos si en verdad supone un ahorro para el consumidor.
En definitiva un nuevo sistema que desde luego es una revolución con respecto a cómo se calculaba el precio de la parte variable pero aunque nazca con vocación de permanencia su éxito o fracaso sólo lo marcara su evolución en el tiempo.